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martes, 30 de mayo de 2017

Proyecto final

Guía Etnobotánica del Valle de Roncal




Este libro creado por Pablo Orduna Portús  y Virginia Pascual lópez publicado el 18 de Febrero trata sobre la plantas que hay en el Valle de Roncal. Se estuvo trabajando en el libro año y medio. La obra tiene 432 páginas y 300 ilustraciones a color. En total tiene 211 fichas y 300 plantas. Los nombres de las plantas tienen raíces euskéricas, latinas o de romances de la ribera.



Si queréis más información entrar en estos dos enlaces: 



miércoles, 24 de mayo de 2017

Cuentos Roncaleses: La bella de Zubeldia

Era un dia de primavera del año 1118, ya estaba atardeciendo, y  la bella de Zubeldia seguía esperando en la puerta de su borda a que llegara el hombre del que ella estaba enamorada. Ya hacía un rato que había pasado Migueliko el de la casa mayor de Otxarren a ofrecerle su amor. Le llevó tres rosas, y cuando iva a entregarselas le dijo:
-Tres rosas llenas de fragancia y tu, cuatro.
A lo que ella le respondió:
-Dime la verdad, solo vienes en busca de mi para que con mi trabajo levante las ruinas de vuestra casa empobrecida.
Al estar en lo cierto, Migueliko se fue muy enfadado y rompiendo las rosas. Más tarde llegó un joven de tez sonrosada, Semén Noké, de la borda de Zerrokaltea, y  le entregó unos mugurdis, y le dijó:
-Bella y gentil pastorcita, recibe estos mugurdis que he recogido para ti, lo mismo que escojo de mi inspiración las palabras más sublimes para la poesía.
Y ella le dijo:
-Hermoso joven de la tez rosada, vete a Iruña, donde abundan las jóvenes de las casas ricas y los poetas. A mi me gusta la valentía de los guerreros, y lloro porque ya no viene el hombre al que yo amo.
El joven se alejó maldiciendo su suerte, y a lo lejos se oían las pisadas de los caballos, eran las gentes de Alfonso el Batallador, entre ellos estaba el que la bella de Zubeldia estaba esperando, Bidart. Ella se acercó al camino para llamar su atención, y cuando el se dió cuenta de su presencia se sorprendió, pero en un instante volvió la cabeza despectivamente. Ellos se alejaban alegremente, ya que iban a la conquista de Zaragoza, y mientras tanto ella lloraba su desgracia. Semén Noké, se incorporo a la guerra, ya que según él, su hermosa cara y sus aficiones de poesía le habían abandonado, ya que la bella de Zubeldia le había rechazado. El iba con la idea de que si moría nadie sabría más de él, y que si sobrevivía y ganaban, le enseñaría su título a la ingrata que le había rechazado. El ejército del  Rey Alfonso el Batallador, intentaba romper la muralla que protegía la ciudad, pero no lo consiguió. Cuando anocheció, el Arcángel San Miguel, señaló un punto de la muralla, el cual el ejército consiguió romper. El ejército del Rey Alfonso ganó la guerra. Y la bella de Zubeldia lloraba su desgracia, ya que Semén Noké habia muerto en la guerra, Migueliko se había enriquecido, y ya no la quería, y Bidart ganó mercedes de sus señores y se fué a vivir a Arberoa. Y a ella ya no la llamarían la bella de Zubeldia, le llamarían la necia de Zubeldia, ya que había rechazado a dos que le habían entregado su amor, por uno que la rechazó a ella, y decidió que ya no saldría nunca más de su borda, que viviría acompañada de su tristeza.

martes, 23 de mayo de 2017

Cuentos Roncaleses: La bruja de Erminea

-Una joven madre, llamada Andere Joxpa, estaba en la puerta de su casa durmiendo a su bebé. Justo cuando el bebé se durmió, y Andere entró en casa, subían por la calle un grupo de mozos tocando la guitarra, una pandereta y el acordeón, y bajaban los niños de la escuela. Los niños formaron un corro alrededor de una cabra y empezaron a cantar y a asustarla, cada vez que la cabra intentaba escaparse, los niños le pegaban con palos o le daban patadas. Los niños se separaron, obligando a la cabra a bajar la cuesta zarandeando su esquila, y despertando al hijo de Andere. Ella, muy enfadada intentaba volver a dormir a su bebé, pero no lo conseguía, así que se asomó a la ventana y lanzó una copla improvisada hacia la cabra. En medio de todo el escándalo, la cabra se puso a dos patas y cantó contra Andere diciéndole que se cagaba en su descendencia. Los niños se fueron a sus casas muy asustados y los mozos se quedaron mirando la escena sin saber qué hacer. Hasta que Andere les llamó cobardes, y los mozos cogieron de una pila de leña que tenían al lado unos troncos y los tiraron contra la cabra, que escapó velozmente adentrándose en el monte.

Al día siguiente, llamaron a don Cenón, el nuevo médico, ya que tenía una paciente a la que atender, cuando examinó a su paciente se dió cuenta de que lo que le pasaba era que le habían dado una gran paliza. Le pareció que la mujer gemía, pero escuchando atentamente se dió cuenta de que eran balidos de cabra, don Cenón asustado, se fue de la casa casi sin despedirse de nadie. Andere preocupada habló con el cura del pueblo, y ese mismo día partió hacia Santa Orosia de Jaca con su bebé, para borrar la maldición de su descendencia. Pasaron los años, y los hijos de Andere morían conforme nacían. Uzkibeltza, la bruja, cultivaba su huerta y alimentaba a sus cabras en los montes de Uztarroz. En uno de sus viajes al pueblo vecino, se le soltó la abarca en un lugar llamado las lapizas, cuando se arrimó a la orilla del camino, justo enfrente del río y se agacho para atar mejor las correas de su abarca, una gran piedra bajó la colina, aterrizando en la nuca de Uzkibeltza, y matandola en el acto.

martes, 16 de mayo de 2017

Cuentos Roncaleses: Pelluxko; Escena del Carnaval

Pelluxko, un joven almadiero de Garde, bajó a Tiermas, un pueblo de Aragón, famoso por sus famosas aguas calientes que le dan nombre. Cuando llegaron, los almadieros se fueron a la posada del Resbalón, y Pelluxko, por hacer la contra se fue a la más elegante del pueblo. Cuando entró al comedor, vió una larga mesa llena de gente muy diferente, y una criada sirviendo grandes fuentes de comida. El dueño, contemplaba la escena desde un rincón, y veía como la criada recogía las grandes fuentes de comida vacías. El dueño de la posada muy sorprendido le preguntó si era que aquellos hombres comían mucho, y ella le contestó que ninguno comía mucho más que un pajarillo, que era un onkaliarra  que se encontraba en la esquina de la mesa el que se comía todo lo que el resto dejaba. Entonces, cuando lo vio, lo reconoció y se dió cuenta de que era Pelluxko. Se acercó a él y le dijo que si tenía más hambre, él le haría una tortilla, y el le contestó que se la comería a gusto con unas rodajas de pan y un poco de vino. Cuando el dueño de la posada entró a la cocina, le dijo a la criada que le diera guindillas picantes, ajos, pimienta negra y mucha sal gorda, para hacer la tortilla. Cuando la hizo y se la sirvió a Pelluxko, los hombres que estaban en el comedor se hacían gestos y se miraban entre ellos dispuestos a reírse un rato de él. Bocado tras bocado, se terminó la tortilla y el pan, y tanto el dueño de la posada como los hombres que se encontraban allí, se quedaron asombrados. Pelluxko le dió un abrazo al dueño de la posada, y cuando este consiguió soltarse le dijo que la próxima vez que volviera, le pagaría la mitad de la estancia para que se fuera a la posada de enfrente. Justo en ese momento, el resto de almadieros entraron al comedor en busca de Pelluxko, para irse y llegar a tiempo a su pueblo, enmascararse y bailar, ya que era carnaval.

viernes, 12 de mayo de 2017

Cuentos Roncaleses: El Tártaro

Era una noche fría de invierno, y una gran figura humana cubierta de pelo y con un solo ojo en la frente se hallaba andando por los campos nevados, era el Tártaro. Mientras tanto, Txikilín se encontraba en su borda, la cual por desgracia el Tártaro vió, y decidió acercarse a ella. Cuando llegó, tocó la puerta, y cuando Txikilín le preguntó quién era, él le contestó que era un compañero que estaba buscando una lugar para pasar la noche. Cuando Txikilín abrió la puerta y lo vió a él, se quedó mudo del miedo, y el Tártaro le dijo que iba a matar a su mejor cordero, que se lo iba a asar, y servirlo con unas sopas de leche y vino, ya que a partir de entonces, tenía que obedecer todas sus órdenes, y cuando se terminaran los corderos, él sería su siguiente comida. Txikilín muy asustado hizo caso a todas sus órdenes, y cuando el Tártaro terminó de cenar, se colocó delante de la puerta, la única salida, para dormir, y asegurarse de que Txikilín no podía escapar. Cuando el Tártaro se quedó dormido, Txikilín empezó a buscar formas de escapar, y entonces vió el asador, largo como una espada, y se levantó sin hacer ningún ruido, lo metió entre las llamas del fuego hasta que se puso rojo, y se acercó sigilosamente al Tártaro, y cuando estuvo cerca de este, le clavó el asador en su único ojo. El Tártaro gritó de dolor, se levantó y abrió la puerta. Txikilín que era muy astuto, hizo pasar a las ovejas por debajo de las piernas del Tártaro, ya que era la única forma de salir. Se puso a cuatro patas en el suelo, cogió una piel de oveja y se la puso en la espalda. Cuando llegó donde estaba el Tártaro, este, se quedó con la piel de oveja en la mano, y Txikilín salió corriendo. El Tártaro, viendo que su preso se escapaba, le lanzó un anillo, y le dijo que se lo llevara para que cuando contara su hazaña, tuviera el anillo para demostrarlo. Txikilín cogió el anillo, y en cuanto se lo puso, este empezó a gritar llamando al Tártaro. El anillo seguía gritando, y cuanto más intentaba Txikilín quitarselo, más se aferraba a su dedo. Txikilín, desesperado, decidió cortarse el dedo con las tijeras de esquilar lana, y tirarlo a un pozo, desde donde seguía gritando. Al día siguiente, el Tártaro apareció ahogado en el pozo, y Txikilín volvió a su borda con un dedo menos, pero vivo.  

viernes, 5 de mayo de 2017

Cuentos Roncaleses: El Bochorno

Era navidad en Isaba, los niños cantaban alegres por las calles del pueblo, llenando el espacio con sus voces y los ruidos de los cencerros, almireces y calderos. Más tarde, quemaron el tronco de Navidad guardado durante todo el año, creando una gran hoguera. Los niños cantaban y bailaban alrededor de ella. En la cocina de Pello Xipián, bajo la gran chimenea, se cuentan las gestas antiguas, se narran los cuentos, se cometan los lances de trabajo, se solucionan los problemas de la vida. Unas mozas cantan al niño Jesucristo un villancico, una neskato de 16 años cuenta que en la cueva del Ibón salieron dos estudiantes que se cayeron desde la cima de Zuberoa, otro cuenta como una chica le llevó la comida a su padre, otro contaba como un santagaziarra entró a una tienda y contó la muerte de su hija, otro contaba la historia de los salacencos y la cabeza del rey Abderramán al que mató una roncalesa, una moza contaba la historia de un aragonés que se ahorcó por el codo y su compañero le decía que tenía que ahorcarse por el cuello. Por último, la abuela Texe contaba la historia del bochorno, quien fue capturado por los roncaleses en un gran saco tejido por sus mujeres debido a una disputa con los queseros de Santa Engracia y Larrau, y fue liberado por el dueño de los baños de Mintxate. Cuando fue el turno de Pello, se levantó con furia gritando que venía el bochorno, y lanzó un soplo que hizo que unas brasas cayeran sobre las faldas de algunas mujeres, las cuales enfadadas se levantaron rápidamente para no quemarse y echarle la bronca a Pello.

martes, 2 de mayo de 2017

Cuentos Roncaleses: Beñat el Urzainkiar

Beñat era un joven pastor, tan bromista como fuerte, alto y musculoso. Un día se encontraba en su borda en Belagua, en la cual tuvo que atender a una petición de su abuela antes de partir hacia su pueblo, tenía que limpiar las pulgas al perro. Y hecho esto sacó al macho de la borda, lo cargó y se dirigió hacia su pueblo, Urzainqui.  Llegó después de tres horas caminando, y ya de noche. Al día siguiente, domingo, hubo misa, partido de pelota, conversación y taberna. A la tarde después de otro partido de pelota, los quintos se reunieron en la taberna. Allí se encontraron con un grupo de andaluces que, habían bajado desde Isaba, donde cortaban madera para las vías férreas españolas. Entre ellos se hacían bromas que los mozos del pueblo no entendían y cantaban tonadillas lánguidas o palmoteaban con las manos. Beñat se dio cuenta de que habían pedido gaseosa de sobre, y decidió gastar una de sus bromas. Les dijo que era mejor echar toda la gaseosa de golpe, y en vez de echarla al agua era mejor echarla al vino. Los andaluces contentos le hicieron caso, la efervescencia comenzó a subir, tanto, que la cazuela se quedó medio vacía, y los andaluces comenzaron a beber a sorbos el vino desparramado por la mesa antes de que cayera al suelo. Los mozos del pueblo se morían de la risa, mientras Beñat se hacía el tonto y el sorprendido. Al atardecer, la ronda salió a la calle, un grupo de chicos y chicas siguió a la ronda alegra durante su recorrido. Al llegar a la casa de la antigua prometida de Beñat, ellos empezaron a discutir, y para que la discusión no llegara a más, los mozos de la ronda decidieron irse, llevándose a Beñat con ellos.

Al final, llegó el día en el cual Beñat partía a África, y allí se convirtió en el asistente de un oficial. El y el oficial estaban alojados en la única casa habitable del pueblucho. Un día Beñat se dió cuenta de que un moro sucio y grasiento, se sentaba enfrente de su casa a vender dátiles. Él, harto de verle lo ahuyento, y a los pocos días, empezaron a llegar un montón de moros, los cuales solo llevaban un saco con tres aberturas para la cabeza y los brazos e ivan hasta allí para sacudirse los piojos y las pulgas. Cuando Beñat se dió cuenta de eso, se enfureció. Tuvo muchas peleas con ellos, y en una de ellas se le fue la mano, y un jefe que pasaba por ahí le arresto. El jefe, viéndolo tan feo, antes de darle tiempo a identificarse le preguntó a ver si era europeo, y Beñat le contestó que él era de Urzainqui. Al jefe, al darse cuenta de lo que significaba aquello, le dió un ataque de risa y decidió dejarlo en libertad. Desde aquel día, Beñat en vez de ahuyentarlos, se acordaba de como le sacudía las pulgas al perro, con calderos de agua fría, y desde la ventana de su casa les echaba calderadas de agua fría para ayudarles.
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