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martes, 16 de mayo de 2017

Cuentos Roncaleses: Pelluxko; Escena del Carnaval

Pelluxko, un joven almadiero de Garde, bajó a Tiermas, un pueblo de Aragón, famoso por sus famosas aguas calientes que le dan nombre. Cuando llegaron, los almadieros se fueron a la posada del Resbalón, y Pelluxko, por hacer la contra se fue a la más elegante del pueblo. Cuando entró al comedor, vió una larga mesa llena de gente muy diferente, y una criada sirviendo grandes fuentes de comida. El dueño, contemplaba la escena desde un rincón, y veía como la criada recogía las grandes fuentes de comida vacías. El dueño de la posada muy sorprendido le preguntó si era que aquellos hombres comían mucho, y ella le contestó que ninguno comía mucho más que un pajarillo, que era un onkaliarra  que se encontraba en la esquina de la mesa el que se comía todo lo que el resto dejaba. Entonces, cuando lo vio, lo reconoció y se dió cuenta de que era Pelluxko. Se acercó a él y le dijo que si tenía más hambre, él le haría una tortilla, y el le contestó que se la comería a gusto con unas rodajas de pan y un poco de vino. Cuando el dueño de la posada entró a la cocina, le dijo a la criada que le diera guindillas picantes, ajos, pimienta negra y mucha sal gorda, para hacer la tortilla. Cuando la hizo y se la sirvió a Pelluxko, los hombres que estaban en el comedor se hacían gestos y se miraban entre ellos dispuestos a reírse un rato de él. Bocado tras bocado, se terminó la tortilla y el pan, y tanto el dueño de la posada como los hombres que se encontraban allí, se quedaron asombrados. Pelluxko le dió un abrazo al dueño de la posada, y cuando este consiguió soltarse le dijo que la próxima vez que volviera, le pagaría la mitad de la estancia para que se fuera a la posada de enfrente. Justo en ese momento, el resto de almadieros entraron al comedor en busca de Pelluxko, para irse y llegar a tiempo a su pueblo, enmascararse y bailar, ya que era carnaval.

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